Pedro Nácher Coloma (Obituario) por Francisco Coloma Colomer

Ha decidido partir raudo, sin avisar, sin poder preparar la despedida.

Nació en Valencia el año 1956, hijo de letrados: Pedro Nácher Hernández (1916-1992) y Luz Coloma García (1922-2004), la fase escolar la realizó en el Instituto Luis Vives y su licenciatura en la Facultad de Derecho de la capital levantina.

Inmensa humanidad tanto física como psíquica, inteligente, irónico, locuaz.

Admirado jurista, envidiable dibujante y virtuoso músico de pulso y púa.
 
Pedro Nácher Coloma
(1956-2016)
 

Cuando nos deja un ser humano de categoría única, real y no impostada, sentimos un profundo vacío difícil de rellenar, más complejo si se trata del hermano con el que has compartido las veladas musicales y tertulianas de los jueves, durante los últimos cuarenta años en nuestra querida Buhardilla de la calle de Castellón.

Hace 8 años, por estas fechas, nos dejó José Luis Tormo. Has repetido la jugada de un modo casi idéntico. Quedamos tres.
Fuimos el Quintetino Polifacies, posterior Cuartetormo y ahora (propone mi hijo Javo) deberíamos denominar al trío: Tercedro.

Gracias, querido Pedro, por habernos regalado tu presencia en nuestras vidas.

Ahora que andas por el éter, esmérate en las formas para que en vez de querubín no seas confundido con avestruz.


Pedro Nácher Coloma, Cromatomante por Luis Cencillo.


Prefiero imaginarte, pasado el inicial enfado, armado de lápices, mirándonos fijamente y trazando con ágiles e indiscutibles líneas, el esbozo - exacto -  de nuestros sorprendidos gestos.

Tú, que nunca te sometiste a la severa rigidez de la partitura, sigues ahora fielmente este absurdo pentagrama. Cruel como la vida misma, dirías con ironía. Porque para los descreídos habitantes de nuestro paradójico universo pagano, si los que trascienden, no vuelven, es porque no debe ser tan malo el otro lado.

Otros glosarán públicamente tus méritos y talentos. En algunos corrillos, murmurarán tus defectos.

Todo eso eres tú, enorme amigo.

Hemos llorado juntos de risa y de tristeza; hemos elaborado juntos fantásticas entelequias, quebrantando o ensalzando mitos, exaltando o denostando fantasías, Historia o invenciones, y en tu impaciencia, como otra caricatura, se nos quedará embastado... (por el momento.)

¡Tú sabes, hermano, que tu inmenso vacío sólo pueden llenarlo ahora los pensones!